lundi 3 septembre 2012

El trabajo de los niños en el chaco





Esta tarde hemos ido a visitar un chaco.
El chaco es el nombre dado a las tierras donde la gente del pueblo va a trabajar
para ganar dinero o para comer.
Hay familias que arriendan un chaco al año por la suma de 100 bolivianos ( 10 euros). El chaco les proporciona el alimento para toda la familia y todos, grandes y pequeños, trabajan duramente allí.
Hay otras personas que prefieren ir a trabajar allí diariamente para ganar 15 bolivianos (2 euros) y un plato de arroz con carne. Muchos de mis alumnos pasan allí las tardes ayudando a ganar dinero para la familia. Es un trabajo duro, en pleno sol, pero los niños tienen que hacerlo les guste o no. Por esa razón no hay colegio por las tardes. Generalmente van al chaco los varones porque las chicas venden empanadas, lavan la ropa y ayudan en las tareas de casa.

  


Claro está que estos niños  no tienen tiempo para los deberes, ni para jugar todo el tiempo (tienen sus momentos de juego también) ,  ni para otro tipo de actividad. Están constantemente trabajando y ayudando en casa. Muchos de ellos son maduros muy pronto, resueltos, fuertes, duros y no tienen miedo a gran cosa.

Observando a estos niños, hoy he pensado en la vida de mis hijos y de los niños europeos y me ha dado "la risa" de la delicadeza y cuidado excesivo que se les otorga. Pequeños príncipes frágiles incapaces de hacer el mínimo esfuerzo, exigiendo constantemente tonterías  y sin ningún tipo de autonomía. Mamá y papá están detrás de ellos a veces hasta bien adultos  y ... ¡todo tan normal !
¿Hay algún lugar en donde haya un punto intermedio entre esto y aquello?
Hoy hemos caminado bastante para llegar al chaco bajo un sol difícil de soportar. Nosotros teníamos sombreros y agua pero los niños del pueblo no. Miguel no ha querido caminar a la vuelta porque estaba cansado y un niño de 10 años, Roberto, le ha llevado a la espalda un buen rato.......sin quejarse, con la sonrisa en la cara, como un papá.





Hemos aprendido un montón de cosas. Mis hijos han ayudado a sacar yuca de la tierra, han cogido algodón, han aprendido cómo se siembra el maiz aquí,  han visto campos de tabaco y cómo secan sus hojas, han aprendido a utilizar  el tirachinas, el machete, han corrido por los campos y han estado impresionados por niños robustos y divertidos que conocen la tierra como la palma de su mano.



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